El 27 de abril salió a la venta la última apuesta de Nintendo, Nintendo Labo, un producto que combina la tecnología de la Nintendo Switch y planchas de cartón para montar juguetes, llamados Toy-Cons: un coche teledirigido, un robot, una moto, una caña de pescar y un piano.
El director de marketing de Nintendo Ibérica, Gustavo Viudes, asegura que les interesa mucho «que toda la familia interactúe con nuestros productos». Y quizá ese sea uno de los valores fundamentales de Nintendo Labo: el regreso a los orígenes, con un juguete que recupera la tradición de los juegos de construcciones y los recortables, pero dándole una vuelta de tuerca, manteniendo su esencia innovadora y llamando la atención de niños y mayores.
La incorporación del cartón como base para este producto es una muestra del interés creciente de las empresas por la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente, valores cada vez más importantes para los consumidores.
Pero, además de la sostenibilidad, el cartón ofrece otra característica fundamental para un producto como estos periféricos de Nintendo Labo: la facilidad de uso, manipulación y montaje. Y es que estos juegos están diseñados para que el montaje sea el comienzo de la diversión. Los Toy-Cons más sencillos pueden llevar un cuarto de hora de montaje, pero los más complejos, como el piano o el robot, pueden requerir más de cinco horas.